RecrearMagnify 2016 has been chalk-full of eye-opening experiences. For me, what’s been the most important in this process is meeting some of the collectives that are creating a new Medellín. This city has suffered a lot of violence at the hands of paramilitary groups, gangs, guerrillas and the state. Getting to know groups like Casa Kolacho and Casa Mía have been important to understanding that the public and the private sectors are not the only ones who develop or create society. I think about how valuable their knowledge, sense of identity, and approach to community is to empowering territories.
However behind the magic there is also struggle. One of the greatest challenges they face is money. It’s always been a problem. So, they’ve had to call upon their own knowledge and social capital to get things done. They know full well how to use self-governance as a tool to regain their livelihoods and territories. Hip-hop, Rap, graffiti and countless popular education games have all been part of sharing the collective wisdom in communities. They have also been tools to gain visibility and respect. By taking the mike and busting a move, they have found their dignity.
These are the true examples of how peace, real peace, can exist in Colombia. The current peace process between the FARC-EP and the government doesn’t include these civil society groups. And yet these are the groups that have been constructing peace long before the state or any big organization had come around to it.
Communities have long realized they need to create their own peace. They cannot wait for the actions of others: it’s a life or death decision. So they responded, with creativity; out of a need to find different ways to solve problems. Scarcity won’t stop them. So they don’t let it. They dive headfirst into organizing festivals, graffiti actions, computer programming classes, theater and beyond.
All this is connected to the idea of Participatory Action Research (PAR). Why? Quite simply because co-constructing knowledge depends on the creativity injected in the relationship with communities. Empowering groups is fundamental to this method of work. It´s not about looking at communities as an object of research, but rather as a subject of knowledge-creation that can effect and construct itself.
In seeing communities this way, we can build horizontal relationships. Learning becomes a two-way street for the researchers and the community. Blurring the categorization of experts until you cannot realize which one is which. Members of the community do not only become co-researchers, the researcher has to become the community as well. What will supply this exchange is sheer creativity. Creativity is not only for workshops, interviews and focus groups but also for every day life.
Learning to share with others takes us into an economy based on solidarity and collaboration. It doesn’t matter where you come from (social class, race, country, organization, etc.), what is important is to be a collective person. The world cannot afford for us to be a collection of individuals. We are destroying our planet. This is the moment to realize that rational thinking should not lead us to consumption. Rather it should bring us to a different understanding all together: that what sustains us as humans is our connection to one another and to nature. The capitalist system doesn’t care about life, because there’s no room for it within the game of the egos that it created.
Right now, sharing and embracing our collectiveness is revolutionary.
We have to go back to our roots, to things that give us life and health. We need to open our ears, eyes and hearts to the indigenous communities, the peasants, the African descendants, the popular educators, the students, the musicians, the agro-ecologists, and all those communities that are creating a better world simply by seeing us as one and the same.
– Luis Felipe
Anthropologist and founding member of Cerbatana
Participant at RecrearMagnify 2016
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LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA COMO UNA POSIBILIDAD PARA LA PAZ
La conferencia, RecrearMagnify 2016, ha sido muy enriquecedora e interesante por las distintas experiencias que tuvimos que vivir. Para mi, lo que ha sido más interesante en este proceso, fue conocer a distintos colectivos que están construyendo una nueva Medellín. Cabe señalar que esta ciudad ha sufrido bastante violencia por parte de grupos paramilitares, guerrillas, grupos delincuenciales y el Estado. Por lo tanto, conocer sobre la existencia de grupos como Casa Kolacho y Casa Mía, es importante para entender que los sectores públicos y privados no son los únicos que desarrollan o crean sociedad. Este tipo de colectividades me hacen pensar en lo importante que es empoderar los territorios a través de los propios conocimientos, prácticas e identidades.
A pesar de lo interesante de todo esto, existen problemas. Uno de los principales, a los que se enfrentan estos grupos, es el dinero; ha sido siempre una dificultad. Sin embargo, han usado sus conocimientos y su capital social para resolver esto y, llevar a cabo sus acciones. Así mismo, el auto-gobierno es usado como herramienta de construcción y asunción de sus propias vidas y territorios. El Hip hop, rap, grafiti, los juegos de educación popular y muchos más, son conocimientos e instrumentos que estas comunidades han usado para intercambiar y, han sido fundamentales para obtener visibilidad y respecto en sus espacios. Adicional, han tenido que asumir con dignidad a si mismos, sus perspectivas y sus acciones.
Estos son verdaderos ejemplos de cómo la paz, la paz verdadera, puede o podría existir en Colombia. El actual proceso de paz entre la guerrilla de las FARC-EP y el gobierno nacional, no incluye este tipo de colectivos que han sufrido la guerra. No obstante, este tipo de organizaciones han construido la paz antes que el Estado o que alguna gran institución lo haya hecho.
Las comunidades han entendido que tienen que construir su propia la paz en los territorios. No pueden esperar por las acciones de otros; es una decisión de vida o muerte. Por lo tanto, desarrollaron profundamente su creatividad, pues necesitaron de esto para resolver sus problemáticas. La escasez no los podía detener y, no dejaron que lo hiciera. La manera fue organizando festivales, intervenciones de grafiti, clases de programación, teatro, entre otros.
Todo esto se encuentra relacionado con la idea de Investigación Acción Participativa (IAP) ¿Por qué? Pues para la construcción de conocimiento con la comunidad de manera conjunta, depende de las formas creativas de relación con las poblaciones y sus saberes. Empoderar a los grupos es fundamental para este método de trabajo. Además, hay que mencionar, que no considera a las comunidades como un objeto de estudio, por el contrario, los considera como sujetos de conocimiento que se construyen a sí mismos y a sus contextos.
Cuando se desarrolla esta perspectiva con los grupos, podemos construir una relación horizontal con ellos. El aprendizaje es una acción conjunta tanto del investigador como de la comunidad, hasta el punto en que no se puede diferenciar quien es quien. El investigador se convierte en comunidad y, la comunidad en investigador. Lo importante de esto es el uso de la creatividad como una herramienta, no solo en talleres, grupos focales y entrevistas, sino también, en la cotidianidad de la vida diaria.
Aprender a compartir con otros, en tanto nuestras semejanzas y diferencias, puede construir una economía basada en la solidaridad y la colaboración. No importa el origen (clase social, raza, país, organización, género, etcétera), lo transcendental es actuar como una persona colectiva. Actualmente, el mundo no puede seguir siendo la colección de unidades individuales, pues esta lógica está destruyendo el planeta. El pensamiento racional de este momento histórico de la humanidad, es (o debería ser) entendernos en relación a los otros y la naturaleza. Es importante entender que al sistema capitalista no le interesa el respeto por la vida, puesto que nos ha encerrado en su juego de egos individualistas y materialistas.
Por lo tanto, en este momento, es revolucionario pensar en colaborar y compartir.
Necesitamos volver a nuestras raíces, hacia las cosas que nos dan vida y salud. Tenemos que abrir nuestros oídos, ojos y corazones a la comunidades indígenas, los campesinos, los afro-descendientes, los educadores populares, los estudiantes, los músicos, los agro-ecologistas, y todas esas comunidades que están creando un mejor mundo; considerándonos como uno y el mismo.
– Luis Felipe
Antropólogo y co-fundador de Cerbatana
Participante de RecrearMagnify 2016
Recrear in the Field 